Esta semana, se viene con todo el festejo del Día de Muertos donde recordamos a todas aquellas personas que fueron parte de nuestra vida y que ahora como dice mi muchacha cuando habla un vendedor de seguros de HSBC preguntando por Chava o por mi, “no, no están.”
Y así es como por dos días celebramos, el 1 de noviembre el pre con el día de Todos los Santos y el 2 de noviembre el Día de Muertos. Pero yo los exhorto a tener un nuevo pretexto para hacer de estos festejos un súper puente, un puentesotototote , o si le ponemos título de película de Scyfy: El-Mega-Puente-Dator .
¿Cómo creamos esta bestia de festejo y conmemoración de nuestros muertitos? Fácil: agregando un día. Nadie contempló que deberíamos de empezar a implementar el 3 de noviembre como día de las mascotas que han pasado a mejor vida: a aquellas mascotas que en lugar de dar la pata… la estiraron.
También son seres que quisimos, y que nos dieron cariño y aunque la iglesia cristiana la niegue, también se van al cielo. Lo veo perfectamente bien, mi perra Natush lamiendo el brazo de Jesús y mi gato Nefástulo meándole la pierna a San Pedro (por eso a San Pedro no le gustan los felinos… por eso y por que es alérgico).
En fin, amo a todos mis animales como si fueran parte de mi familia, por más depravados, psicóticos, esquizofrénicos, paranoicos, divas, agorafóbicos, narcolépticos que sean (así es, tuve gato narcoléptico). Y por eso, el próximo 3 de noviembre, me voy a tomar el día, para ir a ponerles croquetas a su tumba o en el caso de Guantanamera, mi pez beta de la infancia, le mandaré un poco de comida para peces por vía del escusado.

En mi altar de muertos están mis abuelos, mis familiares y amigos que se adelantaron sin avisar, y mis mascotas, además de todas las cosas que disfrutaban en vida, como tequila, ron, unos porritos, tacos, pan de muerto, cigarros, chocolates, etc. – eso es sólo lo que le gustaba a las mascotas. Para los muertitos humanos también agregué unos mole, espinazo, fondue, jamón serrano, papel picado y unas flores de cempazúchitl.
Además de mis mascotas este año en mi altar voy a tener a un invitado especial (estilo Late Night Show): así que reciban con un fuerte aplauso a Laika, la primera perrita que fue al espacio en el Sputnik 2 en 1957 y falleció en la misión. La pongo en mi altar, porque a veces cuando ando muy “filosófica” pienso que hay una perrita muerta orbitando nuestro planeta desde hace más de 60 años y que muchas veces cuando pensamos que estamos viendo un estrella fugaz y le pedimos un deseo como “quisiera ganarme la lotería para poder comprar la compañía que hace Nutella” en realidad le estamos pidiendo favores imposibles a un cadáver de can. Así que este año, también va por ti Laikita. A tu ruski honor te agrego una botella de Vodka y unos Pirozhkis rellenos de Pro Plan en mi altar.
Así que los invito a que este 3 de noviembre después de haber festejado a nuestro muertitos humanos, pidamos a las autoridades del Instituto Nacional de Festejos y Pretextos para Empedar y Poner Música Mala a Todo Volumen con el Subwoofer Tronado (mejor conocido como el INEPEPMMTVST) que instauren esta fecha como asueto para recordar a nuestras mascotas. Ya si ellos no nos hacen caso, porque evidentemente están de puente, que les parece si nos ponemos a hacer un buen de imágenes en las que hablemos del 3 de noviembre como del Día de Muertos de las Mascotas y las empezamos a viralizar en nuestro Facebook y todo el mundo lo comparta hasta que de tanto ser compartido, se convierta en un hecho. Porque, si el Internet lo dice, tiene que ser cierto. Y entre más veces le dan share a la imagen se convierte más oficial la Misión: Mega-Puente-Dator
Entrada dedicada a todas mis mascotas que en este momento están sentadas frente a un plato vacío en el cielo esperando que Dios venga a servirles comida: Natush, Maya, Susana,Nefas, Quiche, Daisy, Ernie ( víctima del huracán Saúl), Luca, Ratila, Mustafá, Fátima, Jean Claude, Vandame, Arlene, Lady Di (quien irónicamente tuvo el mismo destino que la princesa), Guantanamera, Romeo, Julieta, y todas las mascotas que tuve a lo largo de mi vida. ¡Ah sí! y las tortuguitas que mi mamá juró que se fueron de la casa para irse al lago de Tequesquitengo y reunirse con sus papás…. pero que no me consta.
